lunes, 25 de febrero de 2013

Mis textos preferidos de Benedicto XVI, V:


La introducción del primer tomo de "Jesús de Nazaret"


Si bien no es un texto magisterial, ya que los libros sobre Jesús son una obra como teólogo, en esa introducción aportó una intensa luz sobre una cuestión -a mi entender- esencial, no solo para la teología sino para toda la vida de la Iglesia: el valor histórico de los Evangelios. 
Benedicto, con la autoridad que le da el conocer a cada uno de los autores que critica, a algunos personalmente, desmantela muchos argumentos falaces, provenientes de las corrientes más radicales de la exégesis histórico-crítica, que debilitaban tremendamente la figura histórica de Jesús.
Con ese enfoque planteado en la introducción de los libros, y con la reflexión de los tres tomos, Benedicto ha hecho progresar los estudios cristológicos en continuidad con la fe católica. Con sabiduría magistral, asume los resultados válidos de la exégesis histórico crítica, y a la vez señala sus límites e insuficiencias.

Les dejo un enlace al primer tomo, y comparto párrafo el que más me iluminó al leerlo:

"Como resultado común de todas estas tentativas, ha quedado la impresión de que, en cualquier caso, sabemos pocas cosas ciertas sobre Jesús, y que ha sido sólo la fe en su divinidad la que ha plasmado posteriormente su imagen. Entretanto, esta impresión ha calado hondamente en la conciencia general de la cristiandad. Semejante situación es dramática para la fe, pues deja incierto su auténtico punto de referencia: la íntima amistad con Jesús, de la que todo depende, corre el riesgo de moverse en el vacío...(...)
Para mi presentación de Jesús esto significa, sobre todo, que confío 
en los Evangelios. Naturalmente, doy por descontado todo lo que el Concilio y la exegesis moderna dicen sobre los géneros literarios, sobre la intencionalidad de las afirmaciones, el contexto comunitario de los Evangelios y su modo de hablar en este contexto vivo. Aun aceptando todo esto, en cuanto me era posible, he intentado presentar al Jesús de los Evangelios como el Jesús real, como el «Jesús histórico» en sentido propio y verdadero. Estoy convencido, y confío en que el lector también pueda verlo, de que esta figura resulta más lógica y, desde el punto de vista histórico, también más comprensible que las reconstrucciones que hemos conocido en las últimas décadas. Pienso que precisamente este Jesús —el de los Evangelios— es una figura históricamente sensata y convincente."

No hay comentarios:

Publicar un comentario