martes, 1 de octubre de 2013

Hace 40 años, Paraná coronaba como Reina a la Virgen del Rosario.

Desde que lo conocí en el Seminario Menor, me impresionó el texto del "Juramento de fidelidad" a la Virgen del Rosario, escrito por monseñor Tortolo con ocasión de la coronación Pontificia de la Imagen de la Virgen del Rosario. He compartido ese texto en este blog y de innumerables maneras.
Hoy les acerco una crónica de aquel momento, que me concedieron gentilmente en el archivo de la Curia.
Y sólo me quedo en dos detalles:
a) La corona fue hecha con la donación de muchos fieles, que entregaron sus alianzas, alhajas, etc.
b) En la plaza había más de 20000 personas, como se puede observar en las fotos.
Soñemos y trabajemos para que cada año esa cantidad de peregrinos y más honren a la patrona y fundadora!



Crónica de la Coronación Pontificia
de la Imagen de Nuestra Sonora del Rosario

El 8 de diciembre de 1973, como culminación de un profundo proceso religioso vivido en la Ciudad y en toda la Arquidiócesis, fue coronada en nombre del Santo Padre, la Imagen de Nuestra Señora del Rosario, Patrona y Fundadora de Paraná.
Esta celebración sagrada de la tarde del 8 de diciembre, concentró en si misma muchas cosas. En primer término toda la catequesis —larga y profunda—, cumplida en Paraná desde los primeros meses de 1973, que estuvo ordenada a restaurar y reconstruir las familias sobre cimientos esencialmente cristianos. Concentró también, y de modo eminente, toda la piedad mariana que se expresa en el rezo del Rosario -el Rosario fue eje de todo el proceso previo a la Coronación y es base de todo lo que se sigue de ella. Y por último, o mejor, centralmente, ya que aquí está toda la médula teologal del sagrado rito, la Coronación puso a toda la Arquidiócesis en actitud de rodillas ante María Reina, venerando en Ella el Plan de Dios.


Desde la mañana del 8 de diciembre fueron llegando a Paraná nutridos grupos de peregrinos del interior de la Diócesis (se deben destacar especialmente los venidos de Crespo, Nogoyá, Santa Elena, Lucas González, La Paz, San José de Feliciano, etc.) y de las otras Diócesis entrerrianas (particularmente los provenientes de las ciudades de Gualeguaychú, Gualeguay, Concordia, Victoria, Rosario del Tala, etc.), así como de distintos puntos del país (Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Rosario, etc.)
En horas de la tarde comenzaron a llegar a la Plaza de Mayo los grupos de peregrinos, identificándose algunos de ellos con estandartes de sus respectivas Parroquias, como lo hacían también las Ramas Juveniles de la Acción Católica.
Hacia la hora prevista, el Atrio y la Plaza de Mayo se fueron convirtiendo en prolongación de la Iglesia Catedral. Poco a poco los grupos de fieles y de peregrinos que iban llegando se fueron haciendo más y más densos, hasta que una compacta masa humana de más de veinte mil personas quedó ubicada frente a la Catedral. Para ese momento ya se habían dispersado en la Plaza y sobre las calles adyacentes numerosos Sacerdotes que administraron el Sacramento de la Confesión a muchísimos fieles durante todo el transcurso de la ceremonia de la Coronación y de la Santa Misa, hasta el momento mismo de la Comunión. Se debe señalar que éstas Confesiones masivas eran uno de los objetivos pastorales básicos de este acto de piedad popular. Una ciudad en gracia de Dios fue uno de los objetivos básicos de todo el proceso de la Coronación. 



  Poco antes de las 19 hs. llego al Atrio de la Catedral el Sr. Gobernador de la Pcia. de Entre Rios, Su Excelencia Don Enrique T. Cresto, acompañado por miembros de su Gabinete y por altas autoridades provinciales. Fue recibido y acompañado durante toda la ceremonia por el Ilmo. Mons. José María Mestres, Vicario General de Paraná. `·
Ya ubicado el Sr. Gobernador en el palco situado entre el Altar y la Curia Arzobispal, llegó el Eminentísimo y Reverendisimo Sr. Cardenal Arzobispo de Buenos Aires, Primado de la República Argentina y Vicario General de las Fuerzas Armadas, Monseñor Dr. Antonio Caggiano, acompañado por Su Excelencia Reverendísima el Sr. Arzobispo de Paraná, Mons. Dr. Adelfo S. Tortolo. El Cardenal Primado y el Arzobispo de Paraná eran esperados junte al Altar preparado en el Atrio catedralicio, por Sus Excelencias Reverendísimas mons. Dr. Vicente Zazpe, Arzobispo de Santa Fe y Vicepresidente Segundo de la Conferencia Episcopal Argentina, Mons . Dr. Ricardo Rosch, Obispo de Concordia, Mons. Dr. Pedro Boxler, Obispo de Gualeguaychú, Mons. Dr. Agustín Herrera, Obispo de San Francisco (Pcia. de Cordoba) y Mons. Dr. Victorio Manuel Bonamin, Obispo titular de Bita y Provicario General de las Fuerzas Armadas.
Luego que el Emmo. Sr. Cardenal revistió la capa pluvial y la mitra, se abrieren las puertas de la Iglesia Catedral, y apareció a la vista de todos la Imagen de la Virgen Fundadora, protegida per un fanal de cristal, y llevada en andas per integrantes del Movimiento de Cursillos de Cristiandad. En un primer momento hubo en todos los fieles una mezcla de asombro y religioso silencio. Fueren escasos segundos. De inmediato la Virgen fue saludada –religiosamente saludada-, por una serie de vivas que poblaron y desbordaron con un clamor piadoso y rotundo el Atrio y la Plaza. Este fue el principio de un largo momento de triunfe mariano, y prueba de la madurez de la religiosidad entrerriana.


Después de las aclamaciones que recibieron a la Virgen Fundadora, el Excmo. Sr. Arzobispo de Paraná se adelanté al Altar para tomar al clero y fieles reunidos el Juramente de fidelidad a María Santísima, Virgen del Rosario, reconociéndola en su triple condición de Reina, Patrona y madre. El pueblo cristiano respondió pausadamente, con una vez única, seria y acompasada, como pesando y penetrando cada palabra y cada frase, a las preguntas de su Pastor.


Cuando acabó esta parte del rito, el Arzobispo de Paraná y el Gobernador de Entre Ríos presentaron las coronas de Ntra. Sra. y del Niño al Sr. Cardenal, quien las bendijo. 



Luego el Cardenal Primado avanzó hacia la Imagen sagrada en compañía del Arzobispo y del Gobernador y colocó sobre la bendita cabeza de María Santísima, en nombre de Su Santidad Pablo VI, la corona de oro y piedras ofrecida filialmente por Paraná a su Fundadora. 


El Sr. Arzobispo, por su parte, coronó la Imagen del Niño Dios.


Fue en este momento que se unieron lee vocee enfervorizadas del clero y los fieles, vivando, saludando, victoriando a Su Madre y Reina, con las campanas de la Catedral y con la reciedumbre militar de la Banda del Comando de la IIa. Brigada de Caballería Blindada.


María Reina estaba coronada, reconocida en Su lugar dentro del Plan de Dios, y nada católico comprendió esa tarde que había cumplido con su adhesión interior y exterior a la Coronación, un acto fundamental de Fe y de Caridad. De Fe y Caridad porque sólo desde la Fe empapada de Caridad, sólo por estricta virtud teologal, es posible ver, entender, aceptar y vivir el gesto magnífico de esta tarde de triunfo mariano. Decimos adhesión interior y también externa: cuántos fieles habían dado al Sr. Arzobispo las alhajas más queridas, los recuerdos de familia, los anillos matrimoniales, para hacer con todo ello la mejor corona posible, que expresara toda la fuerza y la grandeza de su Fe mariana, y que fuera menos indigna de la singularidad altísima de la Madre de Dios.
A la Coronación siguió la Santa Misa, presidida por Su Emcia. al Cardenal Primado y concelebrada por al Excmo. Sr. Arzobispo da Paraná, los cinco Excmos. Sres. Obispos presentas y por 29 Sacerdotes.

Luego da la proclamación del Evangelio, el Emmo. Sr. Cardenal hizo en su homilía una sólida exposición teológica de la Realeza da María Santísima y de la importancia histórica del culto a Ntra. Sra. del Rosario.




El momento da la Comunión se prolongó largamente. La mayor parte de esos 20 mil fieles participantes comulgaron. Los Sacerdotes concelebrantes  se  dispersaron por la Plaza y las callas adyacentes para administrar la Eucaristía, y los Sras. Obispos lo hicieron en el Atrio de la Catedral.


Durante todo al sagrado rito da la Coronación y también en la Santa Misa, actuaron en funciones da maestros da ceremonias, diáconos, diáconos, lectores, asistentas da cada uno de  los prelados y locutores, seminaristas da los Cursos de Filosofía y Teología del Seminario de la Arquidiócesis; al Seminario estuvo en pleno en las ceremonias del 8 de diciembre, incluidas las divisiones del pre-seminario y del seminario menor .


Además de la Banda del Comando de la IIa Brigada de Caballería Blindada, que colaboró durante la ceremonia, participó en la parte coral de la Santa misa el Coro de la Asociación Verdiana, dirigido por el Maestro Anselmi.
Se debe destacar la colaboración que prestaron los soldados de la IIa. Brigada Aérea, que por disposición del Sr. Comandante, Brigadier Don Graffigna, formaron un cordón que mantuvo el orden en el frente del Atrio, y facilité en mucho la participación de los fieles en la Coronación y en la Santa Misa.



Concluida la Santa Misa so preparé la salida de la Procesión que debía rodear la Plaza de Raye llevando en andas la Imagen coronada de Ntra. Sra. del Rosario. En la Procesión participaron únicamente el Sr. Arzobispo de Paraná, el Sr. Gobernador de Entre Ríos, los Sres. Obispos presentes y los seminaristas. Un cordón móvil de soldados de la IIa. Brigada de Caballería Blindada, puestos a disposición por el Sr. Comandante, Gral. de Brigada D. Fernando Urdapilleta, brindó el orden suficiente para el avance de la columna. La Imagen fue llevada alternativamente por integrantes del Movimiento Cursillistas de Cristiandad, militantes de Acción Católica y Seminaristas. Los fieles que permanecía en sus lugares, participaron de la Procesión rezando el Santo Rosario, cantando y vivando a la Virgen Fundadora.


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