domingo, 9 de octubre de 2011

¿Cuándo festejar el cumpleaños?


Sí, mi documento dice: “Nacido el 28 de octubre de 1979”. Ese día mi mamá me “dio a luz”. Y sin duda que es una referencia ineludible: ver la luz del día, ver por primera vez los rostros de quienes me dieron vida, entrar en contacto con otros además de mi madre, es nacer.

De todas formas, nunca debemos olvidar que nuestra vida se remonta unos meses atrás. Cuando fui aprendiendo en la escuela –y en la parroquia- que desde la concepción ya somos persona, no pude dejar de pensar que deberíamos celebrar más a menudo esa bendita fecha, en que los gametos paterno y materno se unieron produciendo un individuo original, nuevo e irrepetible. De tal manera que, según esta forma de contar, ya he superado los 32 años largamente…

Y en el camino del crecimiento humano y espiritual, he ido aprendiendo que hay un nuevo nacimiento, superior, sobrenatural. El que anunciara Jesús al todavía dubitante Nicodemo: “Hay que nacer de nuevo… hay que nacer del Agua y del Espíritu”. El Bautismo, ese nuevo nacimiento –celebrado algunas veces desde que tomé conciencia- fue el 3 de Noviembre, menos de una semana después de nacer. Nacido a vida sobrenatural, a la vida eterna, en la parroquia de Primero de Mayo. La misma en que recibí la gracia de la Confirmación y la Primera Comunión.

Pero hay una fecha más reciente en el tiempo, que sin embargo se remonta en su origen e inspiración a la eternidad: el día del llamado, el día de la vocación. Guardo como una “reliquia” las hojas de mi cuaderno personal de 1994, donde con infantil caligrafía -casi la misma de hoy- escribía:
“el domingo 9 (de octubre) ocurrió algo que me cambió. Tuve una charla profunda con Gustavo. En ella me contó de su decisión de ser sacerdote. Comenzamos a hablar, y descubrí que lo mismo que me pasa a mí le pasa también a él. Quedé muy pensativo, y luego, al ir a Misa, escuché el Evangelio que lo dice todo: el del joven rico. Y durante la Misa, comprendí que el llamado era para mí también, que yo quizá era el destinatario de tan claras palabras. Y allí, no se si durará, me decidí a ser sacerdote…”

Nuevo nacimiento, nuevos horizontes, nuevas perspectivas. Allí, en el mismo lugar santo donde recibí todos los sacramentos, y donde un día celebré la Primera Misa. Una palabra de Jesús que, atravesando los siglos y haciéndose nuevamente actual, fue como espada de doble filo: “vende lo que tienes y dalo a los pobres… luego ven y sígueme”. Misteriosa certeza –expresada con cierta reserva, por lo inesperada- que se transformó en el norte absoluto de mi vida joven.

Por eso hoy comparto mi magnificat con ustedes, y celebro este día casi como – o más- que mi “cumpleaños” de la tierra. Porque a pesar de mis miserias y pecados, a pesar de mis infidelidades al Amor, la palabra ha seguido viva, operante, eficaz. Sosteniendo mi proyecto de vida, dando sentido a cada acontecimiento desde hace 17 años.

Y por eso digo –y escribo- a quien quiera escuchar, tenga dudas o ande buscando: Jesús vive, Jesús es real, Jesús habla, Jesús llama. Y Jesús cumple sus promesas de dar el ciento por uno a quienes se animen a intentar responder. 

3 comentarios:

  1. Hola Padre Leandro:
    Felicitaciones por su blog, entré por casualidad buscaba canciones a Nuestra Señora del Rosario, me quedé por aquí leyendo y mirando fotos de los sacerdotes Molaro, es muy emocionante ver como Jesús obra en las vidas de seres como ustedes.
    Me gustaría escuchar canciones a la Virgen del Rosario, tal vez tengas algún video.
    Te saludo Padre y volveré seguro a visitarte.

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  3. no encuentro el botón "me gusta". felicitaciones en un nuevo aniversario del llamado.
    Importante para vos. Más importante para los demás... ¡que escacez de sacerdotes hay!
    Que la vocación, muchas veces, persevera en nosotros.. a pesar nuestro. GRACIAS A DIOS!

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