Hace como un mes y medio me
hablaron de la película “El Gran Milagro”. Me dijeron que era un dibujo animado
y que podía ser muy buena para los niños que se preparan a la Primara Comunión.
Demoré cerca de un mes en buscarla, y en encontrar una horita para verla.
Quien me la recomendó no se equivocaba,
pero se quedaba corto. La película es un verdadero “hallazgo”. Basada en unas
supuestas revelaciones privadas, expresa de modo sencillo verdades muy
profundas de nuestra fe católica. La he recomendado y casi todos los que la han
visto –además de llorar mucho, mucho…- han sido enriquecidos por su mensaje, me
cuentan que les ha ayudado a vivir mejor la Sagrada Eucaristía.
Quiero compartir algunas
apreciaciones y comentarios, que pueden ayudar a quienes usen la película para
dar catequesis sobre la Eucaristía.
El texto que escribo quiere ser
simple, pero antes de cada párrafo mío coloco alguna cita del Catecismo y de
otros textos magisteriales que aclaran, fundamentan o explicitan algunas
afirmaciones de la película.
Espero que ustedes también la
disfruten como yo.
1. La Eucaristía y la Vida:
En realidad, este gesto humilde y sencillo (la
presentación de las ofrendas) tiene un sentido muy grande: en el pan y el
vino que llevamos al altar toda la creación es asumida por Cristo Redentor para
ser transformada y presentada al Padre. En este sentido, llevamos también al
altar todo el sufrimiento y el dolor del mundo, conscientes de que todo es
precioso a los ojos de Dios.
Sacramentum Caritatis, 47
En definitiva, « en el ‘‘culto'' mismo, en la comunión eucarística, está
incluido a la vez el ser amado y el amar a los otros. Una Eucaristía que no
comporte un ejercicio práctico del amor es fragmentaria en sí misma »
Sacramentum Caritatis, 82
Los tres personajes principales tienen situaciones
personales muy difíciles y a la vez muy parecidas a las de la “gente común”. Por
eso creo que la película provoca mucha emoción e identificación en quienes la
miran.
La chica siente la soledad por la
muerte de su esposo, y a la vez ha entrado en un ritmo frenético de trabajo,
que le impide vivir plenamente su vocación como madre.
El conductor del colectivo tiene a su
hijo con un cáncer muy avanzado, y siente que ya no tiene fuerzas para seguir.
Esta situación dolorosa le hace dudar de la presencia y del amor de Dios.
La abuelita siente que ya no tiene una
razón para vivir, y que es una carga, una molestia para los demás.
Lo valioso del argumento de la película
es que los tres descubren, ayudados por
los niños-ángeles, que pueden ofrecer todos esos problemas a Dios, y unirlos al
Sacrificio de Cristo. En la Misa reciben fuerzas para seguir adelante.
Por otra parte, en el caso de la chica,
vivir la Santa Misa le ayuda a cambiar de actitud y pasar más tiempo con su
hijo, en lugar de trabajar en exceso.
La enseñanza es que la Liturgia está totalmente vinculada con
la vida, no es como un “meteoro” que cae en nuestra vida, sino que se
relaciona con ella: a ella podemos llevar la vida y de ella salimos
fortalecidos y deseosos de ser mejores. Y no solo nos da el deseo de ser
mejores: nos da la fuerza para hacerlo.
2. El ángel de la Guarda:
Desde su comienzo (cf Mt 18, 10) hasta la muerte (cf Lc 16, 22), la vida
humana está rodeada de su custodia (cf Sal 34, 8; 91, 10-13) y de su
intercesión (cf Jb 33, 23-24; Za 1,12; Tb 12, 12). "Nadie podrá negar que
cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducir su
vida" (San Basilio Magno). Desde esta tierra, la vida cristiana participa,
por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ángeles y de los hombres,
unidos en Dios.
CCE
338
En la película aparece continuamente el
ángel de la Guarda o Ángel Custodio. La existencia de los Ángeles custodios es
una verdad de fe, como expresa el texto del Catecismo antes citado. La Oración
colecta de la liturgia del 2 de octubre dicen así:
Oh Dios, que en tu providencia inefable te has dignado enviar a tus
santos ángeles para nuestra custodia; te suplicamos nos concedas vernos siempre
defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Él ha sido creado por Dios para
ayudarnos a llegar al Cielo. Está siempre a nuestro lado, nos ayuda, nos
consuela, nos aconseja, siempre. No lo podemos ver, pero es real. Algunos
santos han desarrollado mucho un diálogo continuo con su ángel de la Guarda,
bajo cuya dirección han encontrado modos de vivir su vocación.
Tal vez uno de los detalles que puede
traer confusión, es que en la película los ángeles toman cuerpo. Esto no es
imposible (Dios puede permitirlo por alguna causa) pero sí infrecuente. Si se
ve la película con niños, hay que aclararles que es un recurso de la película.
3. Los ángeles en la Misa
La tensión escatológica suscitada por la Eucaristía expresa y consolida
la comunión con la Iglesia celestial. No es casualidad que en las anáforas
orientales y en las plegarias eucarísticas latinas se recuerde siempre con
veneración a la gloriosa siempre Virgen María, Madre de Jesucristo, nuestro
Dios y Señor, a los ángeles, a los santos apóstoles, a los gloriosos mártires y
a todos los santos.
Ecclesia de
Eucharistia, 19
La Liturgia es "acción" del "Cristo total" (Christus
totus). Los que desde ahora la celebran participan ya, más allá de los signos,
de la liturgia del cielo, donde la celebración es enteramente comunión y
fiesta.
Los celebrantes de la liturgia
celestial
El Apocalipsis de san Juan, leído en la liturgia de la Iglesia, nos
revela primeramente que "un trono estaba erigido en el cielo y Uno sentado
en el trono" (Ap 4,2): "el Señor Dios" (Is 6,1; cf Ez 1,26-28).
Luego revela al Cordero, "inmolado y de pie" (Ap 5,6; cf Jn 1,29):
Cristo crucificado y resucitado, el único Sumo Sacerdote del santuario
verdadero (cf Hb 4,14-15; 10, 19-21; etc), el mismo "que ofrece y que es
ofrecido, que da y que es dado" (Liturgia Bizantina. Anaphora Iohannis
Chrysostomi). Y por último, revela "el río de agua de vida [...] que brota
del trono de Dios y del Cordero" (Ap 22,1), uno de los más bellos símbolos
del Espíritu Santo (cf Jn 4,10-14; Ap 21,6).
Recapitulados" en Cristo, participan en el servicio de la alabanza
de Dios y en la realización de su designio: las Potencias celestiales (cf Ap
4-5; Is 6,2-3), toda la creación (los cuatro Vivientes), los servidores de la
Antigua y de la Nueva Alianza (los veinticuatro ancianos), el nuevo Pueblo de
Dios (los ciento cuarenta y cuatro mil [cf Ap 7,1-8; 14,1]), en particular los
mártires "degollados a causa de la Palabra de Dios" [Ap 6,9-11]), y
la Santísima Madre de Dios (la Mujer [cf Ap 12], la Esposa del Cordero [cf Ap
21,9]), y finalmente una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda
nación, razas, pueblos y lenguas" (Ap 7,9).
En esta liturgia eterna el Espíritu y la Iglesia nos hacen participar
cuando celebramos el Misterio de la salvación en los sacramentos.
CCE 1136-1139
Los dos textos citados concuerdan y
corroboran lo que presenta la película con mucha claridad: la distinción entre
el Cielo y la tierra “desaparece” en la Santa Misa: el Cielo está en la tierra,
la tierra en el Cielo.
En la película los ángeles tienen un
rol muy importante durante la Santa Misa.
·
Se presenta a
los ángeles custodios de cada fiel rezando por las almas que les han sido
confiadas.
·
Se los
presenta también presentando las ofrendas de los fieles al Padre.
·
También
aparecen adorando a Jesús en el momento del Santo y de la Consagración, y acompañando
a los fieles en el momento en que van a comulgar.
Esta acción ha sido señalada varias
veces por la Iglesia, en sus diferentes liturgias. Cabe recordar que en cada
Misa, antes del Santo –que siempre antecede el momento de la Consagración- la
Iglesia menciona explícitamente la unión con los coros angélicos, con esta u
otras fórmulas parecidas: “Por eso,
ahora, nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y los santos
diciendo…”
En la Liturgia romana el ministerio de
los ángeles aparece con más claridad en la Plegaria I: “Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso, que esta ofrenda sea
llevada a tu presencia por manos de tu ángel…”
En otros textos litúrgicos –no de la
Santa Misa- aparece también la acción de los ángeles. Por ejemplo, el "In Paradisum deducant te angeli..."
["Al Paraíso te lleven los ángeles..."] de la liturgia de difuntos, o
también en el "Himno querúbico" de la liturgia bizantina). También
hay una mención explícita a ellos en en “Yo Confieso, una de las formas de
realizar el acto penitencial al inicio de la Celebración: “Por eso ruego a
Santa María Siempre Virgen, a los ángeles, a los santos…”
4. La existencia y la acción del Demonio
La Escritura
y la Tradición de la Iglesia ven en este ser un ángel caído, llamado Satán o
diablo (cf. Jn 8,44; Ap 12,9). La Iglesia enseña que primero fue un ángel
bueno, creado por Dios. Diabolus enim et alii daemones a Deo quidem natura
creati sunt boni, sed ipsi per se facti sunt mali ("El diablo y los otros
demonios fueron creados por Dios con una naturaleza buena, pero ellos se hicieron
a sí mismos malos")
Sin embargo,
el poder de Satán no es infinito. No es más que una criatura, poderosa por el
hecho de ser espíritu puro, pero siempre criatura: no puede impedir la
edificación del Reino de Dios. Aunque Satán actúe en el mundo por odio contra
Dios y su Reino en Jesucristo, y aunque su acción cause graves daños —de naturaleza
espiritual e indirectamente incluso de naturaleza física—en cada hombre y en la
sociedad, esta acción es permitida por la divina providencia que con fuerza y
dulzura dirige la historia del hombre y del mundo. El que Dios permita la
actividad diabólica es un gran misterio, pero "nosotros sabemos que en
todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman" (Rm 8,28).
CCE 393. 395
En esta
petición (líbranos del mal) el mal no es una abstracción, sino que designa una
persona, Satanás, el Maligno, el ángel que se opone a Dios. El “diablo”
(diá-bolos) es aquél que “se atraviesa” en el designio de Dios y su obra de
salvación cumplida en Cristo.
“Homicida
[...] desde el principio [...] mentiroso y padre de la mentira” (Jn 8, 44),
“Satanás, el seductor del mundo entero” (Ap 12, 9), es aquél por medio del cual
el pecado y la muerte entraron en el mundo y, por cuya definitiva derrota toda
la creación entera será “liberada del pecado y de la muerte” (Plegaria
Eucarística IV, 123: Misal Romano). “Sabemos que todo el que ha nacido de Dios
no peca, sino que el Engendrado de Dios le guarda y el Maligno no llega a
tocarle. Sabemos que somos de Dios y que el mundo entero yace en poder del
Maligno” (1 Jn 5, 18-19):
«El Señor
que ha borrado vuestro pecado y perdonado vuestras faltas también os protege y
os guarda contra las astucias del Diablo que os combate para que el enemigo,
que tiene la costumbre de engendrar la falta, no os sorprenda. Quien confía en
Dios, no tema al demonio. “Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?”
(Rm 8, 31)» (San Ambrosio, De sacramentis, 5, 30).
CCE 2851-2852
El demonio aparece en la película
realizando su acción propia, que es tentar. Sin lugar a dudas, el Demonio hace
lo posible para alejarnos de la oración, para distraernos en la Misa, para
disuadirnos de confesarnos o para hacernos confesar superficialmente…
El detalle más confuso de la
película es cuando el demonio se convierte en una chica para distraer o tentar
a los que esperan la confesión. Eso sin dudas es un artificio de la película,
el demonio no actúa así usualmente –solo en rarísimas excepciones tomó una
apariencia humana, como en la vida de algunos santos-.
El modo de representar gráficamente al
Demonio es totalmente coherente con la Tradición, y tiene un findamento
bíblico, ya que es una combinación entre la imagen de la serpiente (Gn 3) y del
Dragón (Ap 12)
5.
La presencia
de Jesús en los sacramentos
«Es al mismo Cristo Jesús, Sacerdote, a cuya sagrada persona representa
el ministro. Este, ciertamente, gracias a la consagración sacerdotal recibida
se asimila al Sumo Sacerdote y goza de la facultad de actuar por el poder de
Cristo mismo (a quien representa) » (Pío XII, enc. Mediator Dei)
Como he tenido ocasión de aclarar en otra ocasión, in persona Christi «
quiere decir más que “en nombre”, o también, “en vez” de Cristo. In “persona”:
es decir, en la identificación específica, sacramental con el “sumo y eterno
Sacerdote”, que es el autor y el sujeto principal de su propio sacrificio, en
el que, en verdad, no puede ser sustituido por nadie ».
Ecclesia de Eucharistia 29
En el servicio eclesial del ministro ordenado
es Cristo mismo quien está presente a su Iglesia como Cabeza de su cuerpo,
Pastor de su rebaño, Sumo Sacerdote del sacrificio redentor, Maestro de la
Verdad. Es lo que la Iglesia expresa al decir que el sacerdote, en virtud del
sacramento del Orden, actúa in persona Christi Capitis (cf LG 10; 28; SC 33; CD
11; PO 2,6):
CCE 1548
Es uno de los detalles mejor logrados
de la película, a mi entender. Tanto en el Sacramento de la Reconciliación como
en el de la Eucaristía, aparece claro que es el mismo Jesús quien da los
sacramentos, es Él mismo quien absuelve, quien consagra, a través del los
sacerdotes.
Insistir en este aspecto es muy importante
para madurar en la fe, porque muchas veces las personas van a Misa o dejan de
ir, se confiesan o dejan de confesarse, por el sacerdote. Ven sus virtudes o
defectos, y en base a eso deciden.
Eso es un grave error. Un cristiano va
a Misa porque allí está Jesús, se confiesa porque sabe que Jesús es quien actúa
en el sacerdote. Hacer un acto de fe en esta presencia es muy importante para
vivir bien los sacramentos.
6. El Sacrificio de la Cruz en la Misa
« El Señor Jesús, la noche en que
fue entregado » (1 Co 11, 23), instituyó el Sacrificio eucarístico de su cuerpo
y de su sangre. Las palabras del apóstol Pablo nos llevan a las circunstancias
dramáticas en que nació la Eucaristía. En ella está inscrito de forma indeleble
el acontecimiento de la pasión y muerte del Señor. No sólo lo evoca sino que lo
hace sacramentalmente presente. Es el sacrificio de la Cruz que se perpetúa
por los siglos.
Cuando la Iglesia celebra la Eucaristía, memorial de la muerte y
resurrección de su Señor, se hace realmente presente este acontecimiento
central de salvación y « se realiza la obra de nuestra redención ».(11) Este
sacrificio es tan decisivo para la salvación del género humano, que Jesucristo
lo ha realizado y ha vuelto al Padre sólo después de habernos dejado el medio
para participar de él, como si hubiéramos estado presentes. Así, todo fiel
puede tomar parte en él, obteniendo frutos inagotablemente.
Ecclesia de Eucharistia 11
En la película se subraya también uno
de los aspectos esenciales de la Misa: su carácter de sacrificio, o más precisamente, el ser actualización del Sacrificio de Cristo en la Cruz. La Eucaristía es
también banquete pascual, este aspecto queda más subrayado en los ritos, pero
es banquete justamente porque Jesús es el Cordero pascual que se inmoló en la
Cruz, y que hoy, en el Cielo, continúa ofreciéndose al Padre como víctima por
nuestros pecados.
Estar en Misa es estar en el Calvario.
Es cierto que esa presencia de Jesús es ya la de Cristo Glorificado, pero esto
no anula la enorme verdad que en la Eucaristía se hace presente el acto de
entrega de la Cruz.
7. La unión con la Iglesia triunfante.
Es un aspecto de la Eucaristía que merece ser resaltado: mientras
nosotros celebramos el sacrificio del Cordero, nos unimos a la liturgia
celestial, asociándonos con la multitud inmensa que grita: « La salvación es de
nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero » (Ap 7, 10). La
Eucaristía es verdaderamente un resquicio del cielo que se abre sobre la
tierra. Es un rayo de gloria de la Jerusalén celestial, que penetra en las
nubes de nuestra historia y proyecta luz sobre nuestro camino.
Ecclesia de Eucharistia 19
En la película, en el momento de la
plegaria Eucarística, “aparecen” los bienaventurados, los salvados, aquellos
que ya gozan de la visión de Dios. Esto no es un artificio de la película: es
real, es totalmente real. ¿Por qué? Porque cuando Cristo Glorificado se hace
presente, junto a él se hace presente también todos los que están con Él en el
Cielo. O mirándolo desde otra perspectiva, cuando nosotros vamos a Misa,
participamos anticipadamente del Cielo. La Misa no solo es el sacrificio del
Calvario: es también la anticipación de las bodas eternas del Cordero, del
Banquete celestial.
Por eso nunca estamos tan cerca de los
santos como cuando estamos en Misa. Es bueno subrayarlo para orientar el culto
de los santos: si alguien quiere estar en comunión con algún santo en
particular, la forma más eficaz es en la Misa. Y también si tenemos una certeza
moral de la salvación de algún miembro de nuestra familia –aunque no esté
canonizado- la forma más perfecta de unirnos con él es en Misa, mucho más que
yendo al cementerio o de otras formas.
Es cierto que no se puede dar un diálogo
audible con los oídos del cuerpo, como se ve en la película, ni tampoco un
abrazo físico. Lo que sí es verdad es que podemos tener un encuentro,
estamos realmente en comunión, no con el recuerdo o con la idea de nuestro ser
querido, sino con él mismo.
Dice el Card Ratzinger en una
conferencia:
“Hay que decir, resumiendo, que ni el
sacerdote ni la comunidad son por sí mismos el sujeto de la liturgia, sino que
lo es el Cristo total, Cabeza y miembros; el sacerdote, la comunidad y los
individuos son sujetos en tanto que están unidos a Cristo y en tanto que lo
re-presentan en la comunión de la Cabeza y el Cuerpo. En toda celebración
litúrgica participa toda la Iglesia: el cielo y la tierra, Dios y el hombre, no
sólo en teoría sino muy realmente. Cuanto más se nutra la celebración de este
saber, de esta experiencia, más concretamente se realizará el sentido de la liturgia.”
8. La unión con la Iglesia purgante.
La comunión con los difuntos. «La Iglesia peregrina, perfectamente
consciente de esta comunión de todo el cuerpo místico de Jesucristo, desde los
primeros tiempos del cristianismo honró con gran piedad el recuerdo de los
difuntos y también ofreció sufragios por ellos; "pues es una idea santa y
piadosa orar por los difuntos para que se vean libres de sus pecados" (2 M
12, 46)"» (LG 50). Nuestra oración por ellos puede no solamente ayudarles,
sino también hacer eficaz su intercesión en nuestro favor.
CCE 958
Otra de las verdades de la Fe que
aparece es la de las almas del purgatorio.
Cuando una persona muere, hay tres
posibilidades: que esté en pecado mortal, y entonces permanece separada de Dios
para siempre: eso es el infierno. Hasta la segunda venida de Jesús, el infierno
es un “estado” de las almas, no un lugar físico, ya que las almas no ocupan
lugar. Cuando venga Jesús por segunda vez y resuciten los muertos, allí entonces toda la persona -cuerpo y alma- padecerá esa separación de Dios.
Si el alma está en Gracia de Dios y
totalmente purificada –por su caridad, por la penitencia, porque recibió la Unción
antes de morir, porque se le dio la indulgencia plenaria...- comienza a estar plenamente unida a Dios por toda la eternidad:
eso es el Cielo. Hasta la Parusía, también el cielo es un "estado" de las almas salvadas, es decir, no tiene todavía una dimensión corporal.
Y si murió en gracia de Dios, pero
imperfectamente purificada –sea que tenga pecados veniales, sea que aún no haya
expiado las penas temporales de los pecados cometidos- tiene la certeza de la
salvación, pero aún debe purificarse.
El purgatorio es, entonces, el estado
en que las almas, ya seguras de la salvación, acaban su purificación y de ese
modo se preparan para contemplar a Dios uno y Trino en el Cielo.
Ellas no pueden merecer por sí mismas
aunque rezan por nosotros.
En la Eucaristía es donde podemos vivir
más intensamente la unión con la Iglesia del Purgatorio.
Cuando ofrecemos la Eucaristía, cuando
comulgamos con fervor, podemos salvar almas del purgatorio gracias al misterio
de la comunión de los santos.
Sobre estos temas -cielo, Infierno, Purgatorio- recomiendo las Catequesis de Juan Pablo II, que se pueden encontrar aquí, aquí y aquí
Sobre estos temas -cielo, Infierno, Purgatorio- recomiendo las Catequesis de Juan Pablo II, que se pueden encontrar aquí, aquí y aquí
9. La presencia de la Virgen en la Misa
57. « Haced
esto en recuerdo mío » (Lc 22, 19). En el « memorial » del Calvario está
presente todo lo que Cristo ha llevado a cabo en su pasión y muerte. Por tanto,
no falta lo que Cristo ha realizado también con su Madre para beneficio
nuestro. En efecto, le confía al discípulo predilecto y, en él, le entrega a
cada uno de nosotros: « !He aquí a tu hijo¡ ». Igualmente dice también a todos
nosotros: « ¡He aquí a tu madre! » (cf. Jn 19, 26.27).
Vivir en la
Eucaristía el memorial de la muerte de Cristo implica también recibir
continuamente este don. Significa tomar con nosotros –a ejemplo de Juan– a
quien una vez nos fue entregada como Madre. Significa asumir, al mismo tiempo,
el compromiso de conformarnos a Cristo, aprendiendo de su Madre y dejándonos
acompañar por ella. María está presente con la Iglesia, y como Madre de la
Iglesia, en todas nuestras celebraciones eucarísticas. Así como Iglesia y
Eucaristía son un binomio inseparable, lo mismo se puede decir del binomio
María y Eucaristía. Por eso, el recuerdo de María en el celebración eucarística
es unánime, ya desde la antigüedad, en las Iglesias de Oriente y Occidente.
EE 57
La película ofrece también la
oportunidad de orientar una correcta relación con María Santísima. En efecto,
uno de las problemáticas habituales ha sido la separación entre devoción
mariana y participación en la vida sacramental.
Se puede, a través de la película,
insistir en que María está siempre unida a Jesús. Y por eso, no hay aquí en la
tierra momento ni manera más perfecta para estar con María que en la Santa
Misa.
La Santa Misa es la actualización del
Misterio del Calvario: María estuvo allí, María está ahora en la Santa Misa.
La Misa es participación real en el
banquete del Cielo. María está en el Cielo en cuerpo y alma, María está ahora
en con nosotros cuando “anticipamos” el cielo.
María es modelo de cómo vivir la Santa
Misa: escuchar la palabra como ella, ofrecernos a Jesús y con Jesús como ella,
adorar como ella, mostrar nuestro cariño y ternura a Jesús cuando comulgamos,
llevar a Jesús en nuestro interior a los hermanos, como ella hizo cuando fue a
ver a Isabel.
En conclusión: nunca estamos tan cerca
de María como cuando estamos en Misa. Y nada agrada tanto a María como que
celebremos la Santa Misa con gran fe y amor. Porque ella dijo y dice: “Hagan
todo lo que Él les diga”. Y Jesús nos ha dicho: “Hagan esto en conmemoración
mía”
10. Los consejos prácticos para vivir la Santa Misa
El Concilio
Vaticano II puso un énfasis particular en la participación activa, plena y
fructuosa de todo el Pueblo de Dios en la celebración eucarística.[155]
Ciertamente, la renovación llevada a cabo en estos años ha favorecido notables
progresos en la dirección deseada por los Padres conciliares. Pero no hemos de
ocultar el hecho de que, a veces, ha surgido alguna incomprensión precisamente
sobre el sentido de esta participación. Por tanto, conviene dejar claro que con
esta palabra no se quiere hacer referencia a una simple actividad externa
durante la celebración. En realidad, la
participación activa deseada por el Concilio se ha de comprender en términos
más sustanciales, partiendo de una mayor toma de conciencia del misterio que se
celebra y de su relación con la vida cotidiana. Sigue siendo totalmente
válida la recomendación de la Constitución conciliar Sacrosanctum Concilium,
que exhorta a los fieles a no asistir a la liturgia eucarística « como
espectadores mudos o extraños », sino a participar « consciente, piadosa y
activamente en la acción sagrada ».
Sacramentum
Caritatis 52.
Todos los comentarios sobre la manera
de vivir la Santa Misa son geniales, todos impecables.
Con cada uno de ellos se puede hacer
una breve catequesis sobre las partes de la Misa y sobre como vivirlas.
Un repaso rápido nos muestra:
·
La
importancia de llegar a horario, llegar antes, para preparar el corazón.
·
Hacer bien
el acto penitencial, con auténtica contrición.
·
Rezar las
oraciones –en la película es el Gloria- con voz alta y firme, reconociendo que
somos sus creaturas.
·
Escuchar con
atención la Palabra de Dios, porque siempre tiene “algo” para mí.
·
Escuchar la
homilía, no distraernos con el celular o con pensamientos ajenos.
·
Presentar al
Señor la ofrenda de nuestra vida: sufrimientos y alegrías, trabajos, etc.
·
Presentar al
Señor nuestra intercesión por las personas que amamos.
·
Tomar
conciencia de que la Liturgia presupone “el Cielo abierto”, y que en verdad
estamos allí junto con los ángeles y los santos.
·
Recordar el
significado profundo del gesto de ponernos de rodillas.
·
Recordar que
el gesto de la paz nos compromete a reconciliarnos con los que estemos
distanciados.
·
Comulgar con
piedad, con fervor. Relizar siempre una acción de gracias.
·
Hacer bien
los gestos, como la señal de la Cruz.
·
No olvidar
que Jesús sigue presente en nuestro interior, haciéndonos “Sagrarios
vivientes”. Seguir hablando con él al finalizar la Misa.
Padre, es cierto todo esto, la vimos con Anita, le surgieron muchas preguntas, la consoló mucho ver como el angel se lleva a la abuelita a un lugar tan hermoso (la está extrañando mucho ultimamente a la suya) lo de la ofrenda me encantó y me ayudó mucho. sentimos muy directo el palo de los "que no llegan un ratito antes" y justo son una familia con hijitos chicos...me recuerda un poco a la peli de la pasión, desde que la vi me hizo vivir de una manera mas profunda estos misterios. concuerdo con quien te puso en facebook que es algo confusa la parte de la abuelita ¿se muere en la casa cuando vuelve de misa?...no queda bien bien claro, no creo que sea erróneo, solo confuso.
ResponderEliminarme gusto mucho me encantaria quie escribio esta lctura hasta me hizo llorar por dentro
EliminarAi mami no mas
EliminarLaura -y demás eventuales lectores-
ResponderEliminarMe alegro que te haya servido la película!
La verdad... yo tampoco entiendo el final! Seguramente ellos quieren insinuar algo que nosotros no entendemos, ja. Por lo que puedo observar quienes escribieron el guión, además de seguir revelaciones privadas, se asesoraron en varios sentidos, así que no creo que lo hayan hecho desde una concepción equivocada. Buena semana!
gracias Padre por ampliarnos toda esta informacion, vi la pelicula hace un momento y realmente fue muy emotiva, deberia de ser vista por mucha gente, podemos ver que el gran milagro se da en la santa misa y se puede dar en cada instante de nuestra vida si nosotros realmente actuamos de la forma que Dios quiere y si tenemos fe, Dios esta vivo y se hace presente en todo momento, el mensaje que me deja es que la Eucaristia hay que vivirla y ser participe de ella, pues el mayor regalo que tenemos es tener ese encuentro con Dios vivo y el reto es que permanezca siempre en nosotros.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Padre por estas reflexiones tan acertadas, justo lo q estaba necesitando. Ya q vamos a realizar un cine foro con la película y estoy encargada de ello! Me saca de un gran apuro. Dios lo bendiga y muchísimas gracias nuevamente. De verdad q la película es excelente, trabajo con jóvenes y la he utilizado mucho con ellos. Desde Venezuela reciba la bendición de la Divina Pastora
ResponderEliminarGracias por tan detallada reflexión. Me servirá de mucho en la Pastoral Educativa!!!
ResponderEliminarMuchas gracias por los comentarios Padre, el año pasado la vimos en PAraguay con un grupo de niños que se preparaba para la Primera Comunión. Me encantaron sus comentarios, sin desperdicio y acabo de copiarlos para utilizarlos este año con los niños. Dios lo bendiga. Paz y Bien.
ResponderEliminarMuchas gracias P. Leandro, son muy buenos sus comentarios y como vamos a ver la pelicula con catequistas, va a ser muy útil, saludos y que Dios le bendiga, saludos.
ResponderEliminarGracias padre por los comentarios y sobretodo por organizarlos de acuerdo a aquellas verdades de nuestra fe que necesitan estar bien claras sobretodo para nosotros los catequistas que debemos ser puentes entre los pequeños y Jesús. Así como otros comentarios, estoy encargada de una convivencia con los niños que van a hacer su Primer Comunión y espero que su aporte generoso me ayude. Gracias y Bendiciones para usted.
ResponderEliminarGracias por su comentario de la película, me es de gran ayuda, ya que la exhibiré a los papás, padrinos y niños de primera comunión y al final de ella la comentaremos para que comprendan mas lo importante que es asistir a la fiesta del Señor, además, en nuestra parroquia, nuestro Sacerdote, reforzará lo visto haciendo vivirla con una misa catequética. Saludos!
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