1° LA FALTA DE CONVICCIÓN ENTRE
LOS RESPONSABLES
La primera dificultad proviene de los mismos responsables de la
pastoral. En amplios círculos clericales, se nota un cierto escepticismo en
relación a la plena validez de los métodos naturales de regulación de la
fertilidad.
Mientras obispos, sacerdotes, diáconos y demás agentes pastorales
no se hayan metido en profundidad en el tema y hayan elaborado, seriamente, sus
convicciones, es difícil esperar que la pastoral de la paternidad responsable
reciba un impulso fuerte y una orientación clara. Los matrimonios usuarios
serán los testigos que avalen esta orientación pastoral.
2° FACTORES QUE
DESPRESTIGIAN LOS MÉTODOS NATURALES
Hay muchos factores que
desprestigian los métodos naturales. Para superarlos, hay que conocerlos. Vamos
a señalar sólo aquellos más evidentes y comunes.
1. La mentalidad antivida
El mundo actual está marcado por una mentalidad antivida, que ha
sido fomentada artificialmente por el mundo desarrollado, por razones
geopolíticas. El control de la natalidad por todos los medios es parte de una
política de “seguridad nacional”. Juan Pablo II nos previene frente a esta
realidad. Las campañas
antinatalistas, maliciosamente propiciadas o impuestas por el Primer Mundo,
especialmente con la complicidad de la
IPPF (APROFA), ejercen una fuerte presión en toda la
sociedad.
2. Formación prejuiciada en el área de la salud
La
formación prejuiciada que se ha impartido, en este campo, en muchas Escuelas de
Medicina, Obstetricia y Enfermería durante largo tiempo. Esto repercute en
médicos y enfermeras. En ellas se estudian en detalle los métodos artificiales de
control de la fertilidad. En cambio, los métodos naturales, salvo raras
excepciones, sólo se nombran como algo raro, haciendo hincapié en su
ineficacia.
3.
Decepción de muchos usuarios
Las
personas que han hecho un mal uso de los métodos naturales y los declaran
inútiles y poco científicos constituyen una pésima propaganda. Han acuñado los
términos hijo de Billings como antes lo hacían con los hijos de Ogino.
Son incontables las personas a las cuales les ha fallado el método y como no se
han detenido a averiguar si fue por causa de ellas mismas, lo descalifican sin
más. Normalmente, son ellas las que influyen más sobre las mujeres católicas. A
ese fenómeno hay que contraponer las estadísticas publicadas por la Organización Mundial
de la Salud y
otras instituciones en las que se avala la rigurosidad científica de los
métodos naturales y su contribución a la salud integral de las usuarias.
4.
Sacerdotes con prejuicios
Muchos
sacerdotes parten de una base errada. Sin detenerse a comprobarlo, sostienen
que en amplios círculos de la sociedad, especialmente los estratos
socioculturales de bajos ingresos, es imposible proponer esos métodos. Hablan
de una utopía. Un crecido número incluso nunca se han metido en el tema, pero
no se privan de opinar al respecto. Muchos opinan que dar a conocer esta forma
evangélica de vivir la sexualidad es sobrecargar a la gente, que ya tiene
suficientes problemas. Vendría a ser una auténtica falta de caridad.
5.
Psicosis anticonceptiva
El
ambiente público está cargado de una mentalidad anticonceptiva. Es un tema
recurrente, en los medios de comunicación, que crea una verdadera angustia
frente a la procreación. No en vano el siglo pasado le dio a los hijos el
apelativo de carga familiar. A esto se suman los comentarios
descalificadores irresponsables que hacen muchas personas serias, en sus
círculos sociales y familiares, creando un ambiente negativo al respecto.
3°
DIVERSAS FORMAS DE IGNORANCIA.
Como una
dificultad especial para introducir los métodos naturales de regulación se
pueden constatar diversos tipos de ignorancia.
1.
Sobre los progresos científicos al respecto.
Hay
personas responsables dentro de la
Iglesia que poseen una información atrasada. Se quedaron en
una primera etapa del proceso y no se han actualizado. Son incontables las
personas de Iglesia que aseguran que se trata de métodos que no sólo son
inseguros sino, además, excesivamente complicados.
2.
Sobre la aplicación de los métodos.
Faltan
espacios donde se entregue una información oportuna, adecuada y convincente.
Además, hay personas que han leído algún folleto de difusión y sin mayor
profundización han tratado de aplicarlos. Son los más expuestos a ser fuente de
prejuicios.
3.
Sobre las implicaciones de la doctrina
Por
último, algunos católicos no han logrado compaginar la doctrina sobre el amor
conyugal, la sexualidad y la vida, con el resto de la doctrina de la Iglesia. Se les
produce una dicotomía. Tienen la impresión de que, en esta materia, se está
ante una imposición arbitraria, propia de personas que no viven los problemas
de la sexualidad, en razón del celibato.
4° EL USO DE ESTRATEGIAS ERRADAS EN LA DIFUSIÓN.
El
progreso de la pastoral de paternidad responsable se ha visto dificultada
también por los esfuerzos para difundir los métodos naturales que han realizado
personas de buena voluntad, pero mal orientadas.
1.
Presentación como método anticonceptivo lícito
Se
puede constatar que, en muchos centros de atención de usuarios de métodos
naturales, se les ha dado la imagen de que se trata simplemente de aprender a
utilizar métodos anticonceptivos lícitos. No se hace hincapié en la
espiritualidad que le da sentido. Los métodos naturales presuponen el amor a la
vida y una apertura gozosa a la paternidad.
Hay quienes olvidan que estos métodos
naturales forman parte integrante de una manera de vivir el amor hermoso que
requieren una formación adecuada y se apoya en una mística. Se les olvida que
se trata de un complemento valioso para ayudar a los esposos a vivir el amor y
la sexualidad conyugales como camino de santidad. Desprovistos de mística, los
métodos naturales tienden a perder su pleno sentido.
2.
Presentación moralista
Hay
quienes, habiendo vivido una auténtica conversión en relación a los
métodos naturales, actúan en forma excesivamente apasionada al propiciarlos.
Corren el riesgo de absolutizarlos y de crear anticuerpos en las personas que
les escuchan. Algunos, incluso, han ido más lejos, los presentan en un contexto
moralista con terminologías condenatorias. Este tipo de presentaciones muchas
veces proviene de ciertos círculos de una jerarquía que se preocupa poco del
aspecto pastoral y que ve su misión sólo en proclamar verdades de fe.
5° FALTA DE MÉDICOS Y MATRONAS
DISPONIBLES.
Se suele
producir un fenómeno curioso: hay sectores donde existe un buen equipo
profesional de apoyo, pero faltan las personas interesadas en transformarse en
usuarios de los métodos naturales; en cambio, hay otros donde no es posible
poner un centro de atención por falta del apoyo médico.
Esta
pastoral depende de la buena voluntad de los profesionales. Muchos agentes
pastorales ven a los médicos y enfermeras tan ocupados, que tienen el temor de
que sean inaccesibles. Esto los inhibe de propiciar la pastoral de métodos
naturales en sus respectivas parroquias. Tienen miedo de hacer una oferta a la
que no pueden responder. Hay que hacer un esfuerzo por superar prejuicios y por
facilitar el acceso de los responsables de la pastoral familiar a los equipos
de la salud que sirven este campo. Una descoordinación entre ambas instancias,
responsables de la pastoral familiar y equipos de profesionales, puede frenar
todo el proceso.
6° LAS ACTITUDES DEFENSIVAS Y
PREJUICIADAS
Se puede
constatar que muchas personas católicas activas, frente al tema de los métodos
naturales, reaccionan de una manera abiertamente traumática. Están en una
actitud defensiva que va más allá de lo normal. La pregunta que nos plateamos
es ¿de dónde surgen los prejuicios que las cierran? La respuesta a esta
pregunta es muy importante para establecer las pautas pastorales.
1.
Temor a cambiar de hábitos
Es
difícil dejar hábitos adquiridos y cultivados. Se piensa que con ellos se es
feliz. Es así como muchas parejas, sin mayor reflexión, se han habituado a usar
otros métodos y les parece que cambiar su rutina va a significar un desajuste
total en sus vidas. Esto vale, especialmente, para matrimonios de mediana edad.
2.
Temor a la responsabilidad de un nuevo hijo
Muchas
personas entienden mal la postura de la Iglesia en el tema de la procreación. Piensan que
ella propicia que los matrimonios tengan indiscriminadamente hijos, sin una
ponderación bien hecha ante Dios. Esto los desanima a atenerse a sus
orientaciones. La Iglesia ,
por el contrario, invita a los esposos a una reflexión profunda ante Dios para
saber cuál es el número de hijos que les corresponde según la fisonomía global
de su familia. El ambiente actual, no sin fundamentos bastante contundentes,
presentan al hijo como un problema económico insuperable (hospital, médico,
alimentación, educación, vestuario, etc.). La sola idea de traer un nuevo hijo
al mundo causa un auténtico pánico. No es puro comodismo ni falta de
generosidad. La sociedad entera se ha organizado considerando sólo familias
nucleares pequeñas, el tamaño de las casas, los medios de transporte, los
sueldos, etc., todo se confabula. Sería un error confundir el temor con el
egoísmo.
3.
Temor a asumir molestias y limitaciones
Ciertamente
que, junto con la dificultad de tener una familia numerosa en una sociedad que
socioeconómicamente está diseñada para admitir sólo familias pequeñas, existe
una fuerte corriente hedonista y sensualista. Cualquier cosa que se presente
con la perspectiva de asumir molestias y limitaciones produce espanto y rechazo
inmediato.
7° DUDAS SOBRE LAS BASES DE LA DOCTRINA
En
algunos círculos más cultos, dentro de la Iglesia , aún subsisten las dudas planteadas por la Comisión de Expertos
constituida por Juan XXIII para estudiar el uso de los medios anticonceptivos.
La mayoría en esa comisión pensó que era conveniente aceptar el uso de esos
medios novedosos que ofrecía la ciencia médica para producir artificialmente
períodos de infertilidad. El peso de la Comisión era enorme, ya que incluía personalidades
tan prominentes como los futuros Papas Juan Pablo I y Juan Pablo II. Esto hizo pensar
a muchas personas de alto nivel eclesial que la promulgación de la Humanae Vitae habría
sido un error doctrinal de Paulo VI. Es interesante saber que el Cardenal
Albino Luciani, que era proclive al uso de la progesterona como anticonceptivo,
más tarde, cuando fue elegido Papa Juan Pablo I, entre las pocas cosas que
alcanzó a realizar en sus 33 días de pontificado fue ratificar la Humanae Vitae. Para
Paulo VI, las declaraciones doctrinales de sus antecesores pesó más que el de la Comisión. No se
sintió autorizado para desdecir a Pío XI y a Pío XII.
Estas dudas han salido más allá del
ámbito estrecho de los teólogos. Hay quienes, incluso, abiertamente sostienen
que los métodos naturales no son sino formas de manipulación artificial de la
sexualidad. Algunos piensan que el hecho de que la continencia periódica
obligue a la mujer a tener relaciones íntimas en los momentos de su menor
apetencia, es una voz de Dios que habla desde la naturaleza misma. Según ellos,
este método atenta en contra de la espontaneidad de la expresión del amor.
8° DESCONTROL ÉTICO
Por
último, otro aspecto que gravita fuertemente como obstáculo es el surgimiento
del hombre light, esto es, un tipo de personalidad que no tolera normas,
ni disciplinas. El caldo de cultivo de este tipo de hombre es el relativismo
moral en que se debate un mundo que recién viene saliendo de un largo tiempo de
moralismo y dogmatismo rígidos. Los hombres actuales, especialmente los
jóvenes, se sitúan al margen de cualquier control ético y autoeducación. Los
métodos naturales son una expresión eminente de un hombre orientado por
principios y que aspira a lo sublime.
Por una parte, muchos rechazan los métodos por exceso de
hedonismo, esto es, porque se ha idealizado de tal manera el placer, como
finalidad de la vida humana, que cualquier privación, aunque sea temporal y por
una felicidad mayor, aparece como intolerable y fuera de lugar. Por otra parte,
la falta de comunicación afectiva y de diálogo, junto con las carencias y
vacíos del corazón, han creado un clima de exacerbación de la sexualidad. Para
muchos, es el único camino para comunicarse y temen que se les limite
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