Comparto con ustedes una sencilla reflexión preparada para el boletín de la Capilla Santísima Trinidad - Jesús Misericordioso.
Aunque ya es casi febrero, aún tenemos la impresión de estar
iniciando un nuevo año.
Casi siempre vienen a nuestra mente en esta época los sueños
que nos gustaría concretar.
Si alguien se acercara a vos y te preguntara: “¿cuáles son
tus sueños para este 2013?”, ¿qué le responderías?
Nos pregunta Jesús
Demos un paso más, e imaginá que un día estás rezando en tu
casa, o en el Sagrario, y escuchás la voz de Jesús que te dice: “¿cuál es tu
sueño para este año?”. O te dice como a Bartimeo, el ciego, en el Evangelio: “¿qué
querés que haga por vos?”
Aquí quisiera recordar que nuestros “sueños” son, a la vez,
algo que debemos alcanzar con nuestro esfuerzo y dedicación, y algo que
recibimos como un regalo. En diversas proporciones, en cada meta alcanzada hay
una parte que hace en hombre y otra que hace Dios.
Lógicamente, cada uno puede responder a los demás y a Jesús
de manera diversa. Alguno sueña en el 2013 cambiar el auto. Otro espera que su
hijo o nieto se reciba, o consiga un trabajo estable. Alguno anhela encontrar
novia, o poder casarse; otro espera tener un año sin tantas complicaciones en
la salud. Muchos –o todos- sueñan con una familia unida.
La mejor respuesta
Avanzando un poco más, e imaginando que el Señor nos
preguntara, yo creo que lo más inteligente, y más cristiano sería responder a
Jesús: “Antes, Señor, decime cuál es tu
sueño sobre mí”. O bien: “Yo sé, Jesús, qué quiero que hagas por mí… pero
antes quiero saber qué querés que yo
haga por vos”.
La clave de una vida
feliz es que lleguemos a sintonizar con el corazón de Dios. Nuestro corazón
descansa y vive en plenitud cuando decidimos apropiarnos del sueño de Dios, de
su proyecto tan amoroso como misterioso, y asumirlo como el nuestro.
El Sueño de Dios
Aquí viene a mi mente un recuerdo de mi época en el
Seminario, de esos que uno no sabe bien por qué, pero se te graban en el
corazón. Estábamos en Córdoba en la convivencia, haciendo el fogón de cierre. Y
el padre Néstor Kranewitter, a quien le pedimos que hiciera la reflexión y oración
final, comenzó sus palabras diciendo: “DIOS
TIENE UN SUEÑO: ESE SUEÑO ES QUE SEAMOS SANTOS”.
¡SANTOS! Sí, ese es el sueño de Dios. Dios quiere que cada
uno de nosotros crezca espiritualmente y se eleve hasta la imitación de
Jesucristo, en el Amor a su Padre y a los hombres.
Teresa, Francisco, Maximiliano, Juan Pablo, Antonio,
Bernardita, Gianna, Chiara, no fueron “superhéroes” o “superdotados”. Fueron cristianos como
nosotros, que se tomaron en serio el sueño de Dios. Que escucharon y
obedecieron. Que fueron generosos y abnegados, y por ellos recibieron como
premio la alegría profunda del corazón.
Permitime darte un consejo: procurá buscar la santidad, soñá y trabajá por la santidad, y el Señor,
que no se deja ganar en generosidad, te va a dar todo. No todo lo que le
pedís, pero sí todo lo que necesitás.
Ojalá que al finalizar el 2013 podamos decir: “¡Gracias,
Jesús, porque este año termino más cerca de Ti de lo que empezó!” Que la Virgen
Madre nos haga fieles en esta búsqueda.
Muy bueno Padre , pero yo creo que mas que un sueño es un mandato de Jesús "SED SANTOS COMO SANTO ES MI PADRE" "SED PERFECTOS COMO PERFECTO ES MI PADRE" Por eso es nuestra obligación caminar hacia la santidad, esa debe ser nuestra meta y la alcanzaremos si empezamos en esta vida a andarla dia a dia. Bendiciones muy buenas tus enseñanzas
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