Desde que lo conocí en el Seminario Menor, me impresionó el texto del "Juramento de fidelidad" a la Virgen del Rosario, escrito por monseñor Tortolo con ocasión de la coronación Pontificia de la Imagen de la Virgen del Rosario. He compartido ese texto en este blog y de innumerables maneras.
Hoy les acerco una crónica de aquel momento, que me concedieron gentilmente en el archivo de la Curia.
Y sólo me quedo en dos detalles:
a) La corona fue hecha con la donación de muchos fieles, que entregaron sus alianzas, alhajas, etc.
b) En la plaza había más de 20000 personas, como se puede observar en las fotos.
Soñemos y trabajemos para que cada año esa cantidad de peregrinos y más honren a la patrona y fundadora!
Crónica de la Coronación Pontificia
de la Imagen de Nuestra Sonora del Rosario
El 8 de diciembre de
1973, como culminación de un profundo proceso religioso vivido en la Ciudad y
en toda la Arquidiócesis, fue coronada en nombre del Santo Padre, la Imagen de
Nuestra Señora del Rosario, Patrona y Fundadora de Paraná.
Esta celebración
sagrada de la tarde del 8 de diciembre, concentró en si misma muchas cosas. En
primer término toda la catequesis —larga y profunda—, cumplida en Paraná desde
los primeros meses de 1973, que estuvo ordenada a restaurar y reconstruir las
familias sobre cimientos esencialmente cristianos. Concentró también, y de modo
eminente, toda la piedad mariana que se expresa en el rezo del Rosario -el
Rosario fue eje de todo el proceso previo a la Coronación y es base de todo lo
que se sigue de ella. Y por último, o mejor, centralmente, ya que aquí está
toda la médula teologal del sagrado rito, la Coronación puso a toda la Arquidiócesis
en actitud de rodillas ante María Reina, venerando en Ella el Plan de Dios.
Desde la mañana del 8
de diciembre fueron llegando a Paraná nutridos grupos de peregrinos del
interior de la Diócesis (se deben destacar especialmente los venidos de Crespo,
Nogoyá, Santa Elena, Lucas González, La Paz, San José de Feliciano, etc.) y de
las otras Diócesis entrerrianas (particularmente los provenientes de las ciudades
de Gualeguaychú, Gualeguay, Concordia, Victoria, Rosario del Tala, etc.), así como
de distintos puntos del país (Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Rosario, etc.)
En horas de la tarde comenzaron
a llegar a la Plaza de Mayo los grupos de peregrinos, identificándose algunos
de ellos con estandartes de sus respectivas Parroquias, como lo hacían también
las Ramas Juveniles de la Acción Católica.
Hacia la hora
prevista, el Atrio y la Plaza de Mayo se fueron convirtiendo en prolongación de
la Iglesia Catedral. Poco a poco los grupos de fieles y de peregrinos que iban
llegando se fueron haciendo más y más densos, hasta que una compacta masa
humana de más de veinte mil personas quedó ubicada frente a la Catedral. Para
ese momento ya se habían dispersado en la Plaza y sobre las calles adyacentes
numerosos Sacerdotes que administraron el Sacramento de la Confesión a muchísimos
fieles durante todo el transcurso de la ceremonia de la Coronación y de la
Santa Misa, hasta el momento mismo de la Comunión. Se debe señalar que éstas
Confesiones masivas eran uno de los objetivos pastorales básicos de este acto
de piedad popular. Una ciudad en gracia de Dios fue uno de los objetivos
básicos de todo el proceso de la Coronación.
Poco antes de las 19 hs. llego al Atrio de la Catedral el Sr. Gobernador de la Pcia. de Entre Rios, Su Excelencia Don Enrique T. Cresto, acompañado por miembros de su Gabinete y por altas autoridades provinciales. Fue recibido y acompañado durante toda la ceremonia por el Ilmo. Mons. José María Mestres, Vicario General de Paraná. `·
Ya ubicado el Sr. Gobernador
en el palco situado entre el Altar y la Curia Arzobispal, llegó el Eminentísimo
y Reverendisimo Sr. Cardenal Arzobispo de Buenos Aires, Primado de la República
Argentina y Vicario General de las Fuerzas Armadas, Monseñor Dr. Antonio
Caggiano, acompañado por Su Excelencia Reverendísima el Sr. Arzobispo de Paraná,
Mons. Dr. Adelfo S. Tortolo. El Cardenal Primado y el Arzobispo de Paraná eran esperados
junte al Altar preparado en el Atrio catedralicio, por Sus Excelencias Reverendísimas
mons. Dr. Vicente Zazpe, Arzobispo de Santa Fe y Vicepresidente Segundo de la Conferencia
Episcopal Argentina, Mons . Dr. Ricardo Rosch, Obispo de Concordia, Mons. Dr.
Pedro Boxler, Obispo de Gualeguaychú, Mons. Dr. Agustín Herrera, Obispo de San
Francisco (Pcia. de Cordoba) y Mons. Dr. Victorio Manuel Bonamin, Obispo
titular de Bita y Provicario General de las Fuerzas Armadas.
Luego que el Emmo.
Sr. Cardenal revistió la capa pluvial y la mitra, se abrieren las puertas de la
Iglesia Catedral, y apareció a la vista de todos la Imagen de la Virgen
Fundadora, protegida per un fanal de cristal, y llevada en andas per
integrantes del Movimiento de Cursillos de Cristiandad. En un primer momento
hubo en todos los fieles una mezcla de asombro y religioso silencio. Fueren
escasos segundos. De inmediato la Virgen fue saludada –religiosamente saludada-,
por una serie de vivas que poblaron y desbordaron con un clamor piadoso y rotundo
el Atrio y la Plaza. Este fue el principio de un largo momento de triunfe mariano,
y prueba de la madurez de la religiosidad entrerriana.
Después de las
aclamaciones que recibieron a la Virgen Fundadora, el Excmo. Sr. Arzobispo de
Paraná se adelanté al Altar para tomar al clero y fieles reunidos el Juramente
de fidelidad a María Santísima, Virgen del Rosario, reconociéndola en su triple
condición de Reina, Patrona y madre. El pueblo cristiano respondió
pausadamente, con una vez única, seria y acompasada, como pesando y penetrando
cada palabra y cada frase, a las preguntas de su Pastor.
Cuando acabó esta
parte del rito, el Arzobispo de Paraná y el Gobernador de Entre Ríos
presentaron las coronas de Ntra. Sra. y del Niño al Sr. Cardenal, quien las
bendijo.
Luego el Cardenal Primado avanzó hacia la Imagen sagrada en compañía del Arzobispo y del Gobernador y colocó sobre la bendita cabeza de María Santísima, en nombre de Su Santidad Pablo VI, la corona de oro y piedras ofrecida filialmente por Paraná a su Fundadora.
Luego el Cardenal Primado avanzó hacia la Imagen sagrada en compañía del Arzobispo y del Gobernador y colocó sobre la bendita cabeza de María Santísima, en nombre de Su Santidad Pablo VI, la corona de oro y piedras ofrecida filialmente por Paraná a su Fundadora.
El Sr. Arzobispo, por su parte, coronó
la Imagen del Niño Dios.
Fue en este momento
que se unieron lee vocee enfervorizadas del clero y los fieles, vivando, saludando,
victoriando a Su Madre y Reina, con las campanas de la Catedral y con la reciedumbre
militar de la Banda del Comando de la IIa. Brigada de Caballería Blindada.
María Reina estaba
coronada, reconocida en Su lugar dentro del Plan de Dios, y nada católico
comprendió esa tarde que había cumplido con su adhesión interior y exterior a
la Coronación, un acto fundamental de Fe y de Caridad. De Fe y Caridad porque
sólo desde la Fe empapada de Caridad, sólo por estricta virtud teologal, es
posible ver, entender, aceptar y vivir el gesto magnífico de esta tarde de
triunfo mariano. Decimos adhesión interior y también externa: cuántos fieles
habían dado al Sr. Arzobispo las alhajas más queridas, los recuerdos de
familia, los anillos matrimoniales, para hacer con todo ello la mejor corona
posible, que expresara toda la fuerza y la grandeza de su Fe mariana, y que
fuera menos indigna de la singularidad altísima de la Madre de Dios.
A la Coronación
siguió la Santa Misa, presidida por Su Emcia. al Cardenal Primado y
concelebrada por al Excmo. Sr. Arzobispo da Paraná, los cinco Excmos. Sres.
Obispos presentas y por 29 Sacerdotes.
Luego da la
proclamación del Evangelio, el Emmo. Sr. Cardenal hizo en su homilía una sólida
exposición teológica de la Realeza da María Santísima y de la importancia
histórica del culto a Ntra. Sra. del Rosario.
El momento da la
Comunión se prolongó largamente. La mayor parte de esos 20 mil fieles
participantes comulgaron. Los Sacerdotes concelebrantes se
dispersaron por la Plaza y las callas adyacentes para administrar la
Eucaristía, y los Sras. Obispos lo hicieron en el Atrio de la Catedral.
Durante todo al
sagrado rito da la Coronación y también en la Santa Misa, actuaron en funciones
da maestros da ceremonias, diáconos, diáconos, lectores, asistentas da cada uno
de los prelados y locutores,
seminaristas da los Cursos de Filosofía y Teología del Seminario de la Arquidiócesis;
al Seminario estuvo en pleno en las ceremonias del 8 de diciembre, incluidas
las divisiones del pre-seminario y del seminario menor .
Además de la Banda
del Comando de la IIa Brigada de Caballería Blindada, que colaboró durante la
ceremonia, participó en la parte coral de la Santa misa el Coro de la
Asociación Verdiana, dirigido por el Maestro Anselmi.
Se debe destacar la
colaboración que prestaron los soldados de la IIa. Brigada Aérea, que por disposición
del Sr. Comandante, Brigadier Don Graffigna, formaron un cordón que mantuvo el
orden en el frente del Atrio, y facilité en mucho la participación de los
fieles en la Coronación y en la Santa Misa.
Concluida la Santa
Misa so preparé la salida de la Procesión que debía rodear la Plaza de Raye
llevando en andas la Imagen coronada de Ntra. Sra. del Rosario. En la Procesión
participaron únicamente el Sr. Arzobispo de Paraná, el Sr. Gobernador de Entre
Ríos, los Sres. Obispos presentes y los seminaristas. Un cordón móvil de soldados
de la IIa. Brigada de Caballería Blindada, puestos a disposición por el Sr.
Comandante, Gral. de Brigada D. Fernando Urdapilleta, brindó el orden suficiente
para el avance de la columna. La Imagen fue llevada alternativamente por
integrantes del Movimiento Cursillistas de Cristiandad, militantes de Acción
Católica y Seminaristas. Los fieles que permanecía en sus lugares, participaron
de la Procesión rezando el Santo Rosario, cantando y vivando a la Virgen
Fundadora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario